EUROPA
PRESS
19 diciembre
2022
Así
es cómo el estrés daña a nuestro cerebro y su relación con nuestro
envejecimiento
Partimos de la idea de que el estrés es
algo constante en nuestras vidas y del que muchas veces no podemos
desprendernos. Puede ser algo puntual, o bien algo crónico en nuestra vida. De
cualquiera de sus formas, en mayor o en menor medida, nos pasa factura a
nuestra salud, incluida por supuesto su afectación al cerebro, y su aceleración
de nuestro envejecimiento.
Con el estrés, según explica en una entrevista con Infosalus
el catedrático de Procesos fisiológicos y patológicos del Centro de Biología
Molecular Severo Ochoa y profesor titular del Consejo Superior de
Investigaciones Científicas (CSIC) Carlos Dotti, se fisiológicos y patológicos
del Centro de Biología Molecular Severo Ochoa y profesor titular del Consejo
Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) Carlos Dotti, se producen una
serie de cambios a nivel bioquímico en nuestro cuerpo que nos permiten mejorar
ante situaciones de amenaza o de riesgo. "Es un
sistema de defensa", asegura.
Esos cambios que experimenta nuestro cuerpo, además, tanto a
nivel físico como emocional, se originan en el cerebro, según cuenta en 'La
Ciencia del buen envejecer. Cómo afecta el paso del tiempo a nuestras
capacidades mentales y cómo prevenir sus efectos' (Schackleton Books), un
manual que ha escrito junto con el novelista Pablo Gonz.
Un peligro para nuestro cerebro
Entonces, ¿por qué el estrés es peligroso para nuestro
cerebro? Dotti nos asegura que va a haber varias formas de afectación, y para
ello debemos distinguir el estrés agudo del crónico. Advierte de que para el
envejecimiento al que más tenemos que temer es al estrés crónico, aunque
mantiene que el estrés agudo, puntual, tiene también un efecto acumulativo.
"El estrés crónico produce cortisol y adrenalina que
nos producen alteraciones circulatorias. Además, estos cambios afectan no solo
a la función cardíaca, sino también a cuánto oxígeno llega al cerebro. Y es que
el cerebro necesita de manera constante el oxígeno y consume casi el 20% de
todo el que circula por el organismo, cuando es un órgano que supone menos del
2% del cuerpo", apunta este científico.
No es raro que las personas
estresadas de forma crónica, según mantiene, hayan ido al médico y estén siendo
tratadas por hipertensión arterial, por ejemplo, que muchas veces lleva a
problemas cardíacos, como arritmias, "una de las razones por las que
muchos especialistas de Alzheimer las consideran como desencadenantes de la
enfermedad". "Por ello, mucho cuidado con cómo tenemos el corazón, el
sistema circulatorio, y la presión arterial. Así se podrían prevenir muchos
trastornos cognitivos", indica.
El efecto del cortisol en el cerebro
Por otro lado, este investigador del CSIC habla del efecto
del cortisol directamente a nivel del cerebro, ya que esta sustancia estimula
los receptores que activan las vías de señalización en el cerebro, como el eje
hipotálamo-hipófisis, esencial a la hora de controlar la tiroides, el hígado,
nuestra musculatura, o por ejemplo nuestra corteza suprarrenal, entre otras
muchas estructuras internas de nuestro cuerpo.
"Fruto del estrés, todos los estímulos provenientes de
nuestros sentidos se reciben en numerosas partes del cerebro que envían todas
estas señales de activación al hipotálamo. Aquí, las neuronas al ser activadas
envían señales en dos direcciones: hacia el sistema nervioso autónomo,
responsable de la respuesta rápida al estrés; y hacia la hipófisis, responsable
de la respuesta tardía", resalta Dotti.
Prevenir el envejecimiento: adiós al estrés
Confiesa, por tanto, que si a él le preguntan cuál es la
mejor forma de prevenir o de reducir el impacto del envejecimiento, o de
retrasar las pérdidas cognitivas, apunta directamente a reducir el nivel de
estrés sutil, crónico, aquel que supone estar en un trabajo que no nos gusta,
en una relación que no nos gusta, por ejemplo.
"Reducir todo aquello que no nos gusta y nos hace
sentir mal es estresante, y este pequeño estrés se va sumando y teniendo al
menos esos dos efectos: uno a nivel del sistema cardiocirculatorio y otro a
nivel del cerebro y del eje hipotálamo hipófisis", advierte.
Concreta igualmente que hay mucha evidencia científica sobre
el hecho de que el estrés envejece nuestro cerebro, que demuestran cómo el
estrés crónico y situaciones de estrés agudo afectan a nuestras capacidades
cognitivas y por estos mecanismos. "Para la mayor parte de las personas no
es tan fácil tomar medidas para reducir el estrés y separarse o dejar un
trabajo porque a lo mejor no tienen la posibilidad de buscar otro. Pero debemos
intentarlo si queremos cuidar de nuestro cerebro", concluye Dotti.